Entré.
Analicé.
Recapacité.
De pie.
Estaba entonces en el almuerzo
cuando seguía en mi búsqueda.
Otra vez, no ponía mucho esfuerzo,
todo estaba "casi hecho".
Y debajo del mantel
hallé otro pedazo de papel:
"Fuerza extrema guardas,
y tu braveza interna" decía en él.
Palabras carente de sintaxis hallé
hasta que debajo de mi maravillé
con algo que no podía creer.
Era mi vieja grabadora añil,
aquella colorida e infantil.
Dentro de ella un disco brillante...
y su música...¡Demasiado fascinante!
Heme, entonces, deleitándome
suavemente con la música.
Cada vez, cada acústica
hacíame acariciarme.
Lleno de sutiles notas
sentí que debí tener esa
fuerza. Más allá de mis lindas botas.
Así, debí armarme de: Fortaleza

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